Un transeúnte tirado
entre los rascacielos me mira y me pregunta la hora.
Yo le respondo con pausa,que los minutos se desbocan haciéndose certeros.
El transeúnte se vuelve calle atrás para revolucionar al reloj que toda la vida le ha tenido atado a la utopía.
Yo le respondo con pausa,que los minutos se desbocan haciéndose certeros.
El transeúnte se vuelve calle atrás para revolucionar al reloj que toda la vida le ha tenido atado a la utopía.
Por fin el día desparece entre el desahogo de mi esquizofrenia.
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